Una tarde de campo
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Mohamed Lamin Abdalahe Abaia


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En una gran ciudad vivía un hombre llamado Manolo. Un día, se asomó a la ventana y vio que hacía un muy buen tiempo para ir de excursión y decidió decidió pasar la jornada en el campo.

Mientras esperaba el autobús pensó que sería más divertido ir andando. Después de media hora caminado, ya agotado, encontró un lugar muy bonito a la sombra de un árbol. Se sentó y se comió toda la merienda. Luego, con la barriga llena, le dio mucho sueño, así que se apoyó en el árbol y se quedó dormido.

Al despertar, se dio cuenta de que se había hecho de noche y decidió buscar un sitio donde pasar la noche. Por fin vio una casa vieja y se acerco a la puerta. Aunque le pareció un poco fea se decidió a entrar. El interior todo estaba muy oscuro y Manolo no cesaba de mover la cabeza para los lados con mucho miedo, tanto que, al cabo de un rato, le pareció ver horribles monstruos a su alrededor.

Lo pasó muy mal durante toda la noche. Estuvo a punto de sufrir un ataque al corazón. Pudo, no obstante hacer una llamada con el móvil al servicio de emergencias.

La ambulancia llegó cuando empezaba a clarear el día. Los dos camilleros no entendían por qué el hombre estaba tan asustado, ¡si solo se trataba de una fábrica de cabezas de gigantes y cabezudos!


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