Josele en el Oeste
41236247451_91901ba453_z.jpg

María del Carmen Pelayo Carreño


27362882968_a635449546_b.jpg

Había una vez, en el lejano oeste, un hombre al que se buscaba llamado Jefe Kocum.

Se le buscaba por todo el Oeste. Su rostro era de cuerpo grande y el pelo lo llevaba con una coleta trenza. La nariz era muy grande y la boca un poco más chica que la nariz, pero con unos pectorales que no tenían punto de comparación con los de Fernando Torres (los de Fernando Torres son mejores que los suyos).

Cierto día, un hombre llamado Josele que venía de un pueblo llamado Nacimiento, iba al lejano Oeste porque le habían dicho que por atrapar a Kocum se daba una recompensa de 30.000$. Pero, él no tenía ni idea del rostro que tenía el tal Kocum. Creía que Kocum era como un niño de 10 años o cosa así, pero en cuanto alcanzó a ver el cartel, se le puso la piel de gallina. Y se dijo a sí mismo:

- Ya que estoy aquí no me iré.

Pero no se dio mucha prisa, se echó una carrera y todo. ¡Madre mía, había que ver como corría! Entre que era bajillo y sus piernas cortas, no se le veía. Y para colmo, ¡como una bala!

Cansado, llegó a un lugar coronado por un cartel que decía "Bar". Josele decidió que se merecía una copa. Ya decidiría después qué hacer. Pero, no se tomo una, ni dos, ni diez, ¡se tomó veinte!¡Eso es una barbaridad!

Tanta copa había tomado que necesitó con urgencia ir al baño. Fue al servicio (detrás de un árbol), y se encontró a un hombre mirando por la ventana. ¡Le dijo de "to" menos bonico! ¡Claro, con lo borracho que iba…! ¡Normal! ¿Qué te ibas a esperar de un borracho?

Vuelto al local, el Jefe Kocum que seguía en la ventana, le atizó una clase de tortas… ¡que lo dejó muerto! Josele huyó, pero el otro le persiguió. Corrían y corrían. Y además, ¡Josele no había pagado su cuenta! El camarero gritaba:

-!!!!!!! Que no me has pagado!!!

A lo que contesta Josele:

- "Pos", ¿no ves en el lío en que me he metido?. Luego te pago.

Josele despistó al Jefe Kocum, pero, como es tan tonto, se metió en la boca de un oso. ¡Y por poco ahoga al oso! ¡El Jefe Kocum buscándolo por todas partes y resulta que se había metido en la boca del oso! Por cierto, que por poco lo ahoga de verdad.

La historia termina librándose del Jefe Kocum, pero no pagó y el oso no le perdonó nunca que casi lo ahogase, así que nunca volvió al lejano Oeste.


Si no se indica lo contrario, el contenido de esta página se ofrece bajo Creative Commons Attribution-ShareAlike 3.0 License