Carlos A. Hernández Solimán
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Mantente fuerte


Sin razones o con varias,
usa bien tus cartas,
apunta las faltas,
observa los síntomas,
descarta las velas.

Destroza la carta
siguiendo su estela.

Soy victima de su jabalina
siempre cuesta arriba.

Sin esperar a que se decida.

Ruina.

Mantente siempre fuerte.


¡Malditas arcas!


Malditas arcas.
Hoy las encuentro vacías,
sin seda y sin oro,
solo morenos
trabajando algodones.

Pero vuelve la guerra,
hay que llenarlas,
no se puede permitir
mantener esposas
sin riquezas alguna.

¡Volved morenos!
Hoy es Ramadán.
¡Hay que trabajar
de sol a sol
para ganarse el pan!

Jareras llenas,
los tarros vacios,
a los segundos,
ya están preparadas.

¡Son las siete, dios mio!
Tengo que correr para casa.
Luego viene el bslama,
y los guajas.
¡Las risas no faltan!


¡Malditos soles!


¡Malditos soles,
y mareas altas!

Cómo lo tengo
todo es por ti.
Tengo el despellejo
junto rojas pieles
despellejadas a los días.

Y cae, todo.
Después de la ducha
vuelven a caer. No duele,
se hace solo por sí mismo.

El dolor ya pasó,
ahora solo queda,
la nueva bienvenida.
Y que así sea.

Pero no tiene fin,
no te ves la espalda,
y necesitas ayuda,

Sí, estoy solo
y tengo el espejo,
pero no llego.


El malo muy malo


¿Quién diría que algún día yo esto lo retomaría?
Una poesía que me saca una sonrisa.
¡El Malo!

Al loro colega, que yo soy el malo,
el malo si tiro, y el malo si paro.
¡Llamadme de todo, lanzadme zapatos!

El malo si lloro, y el malo si canto
o si hoy no he traído el disfraz de payaso.
El malo si hablo, el malo si callo.
Si hay un problema, ¡problema asignado!
¡El malo es el tema, el malo es muy malo!
Y si hay un conflicto, ¡al malo los palos!

El malo si pido, y el malo si pago.
¡El malo es el malo! ¡Asunto arreglado!
El malo si envidio, y el malo si arrastro.
El día que falte os veo buscando
un malo maligno, un malo muy malo.

Y he comprendido el camino marcado.
¡Sí, está decidido! ¡Tendré que ser malo!

(Pequeña ironía)


Olvídalo


¡Olvídalo, déjalo! ¡Que escape!
Después tomate la delicia, corre encima,
de baños de leche, con toques de perfume.
Solo quedará, ver arder, la estatua de madera.

Más vale una falsa que sonrisas sinceras
o, acaso no ves, que después otra cosa se te espera,
pero, ¡a probar suerte!, que así funciona la vida
¡en quiniela!

Las torturas con gusto pasé
y volveré a dar en el clavo de ayer.
¡Si es que un corazón ciego,
nunca llegará a ver el cristal!
Con destino que tienes, a clavar.
O, acaso, cabizbajos, ¿debemos mirar?

¡Más vale barrer, que más cuesta coser!


Esos nobles que nos llaman plebeyos


Y esos nobles,
los que nos llaman plebeyos
cuando ellos antes lo fueron,
dejando correr a los niños
que luego se desplomaron
como conejos ante tal tiro.

Y esa marquesa,
que nació donde yo,
entre charcos y boñigas de caballo,
que ahora quiere darme miserias
y curarme las heridas
y tiene más cicatrices
más grandes, más grandes.

No comprendo su tarea comisario.
Me encierra aquí y tortura,
y espera una confesión
que mi sabiduría no posee.
¿Cúal puede ser mi inútil ayuda?
Solo buscaba algo de paz.
Luego quieren ser héroes,
¡más que ser héroes
quieren más medallas,

Pero, ¿acaso tienen al pueblo?


Una de piratas


Una de piratas.
A bordo de mi bolsillo
mantengo la tripulación
con islas a la vista,
anima el corista,
desde su atalaya
manejando el timón.

¡Arriba los cañones!
Se acerca una tempestad.
¡Quitad las velas!
¡Dejad solo los remos!
Que los esclavos
hagan el trabajo.

Hoy salió todo bien.
¡Logramos buenos tesoros!
¡Bebamos nuestra beers
con carne poco asada
Hasta el amanecer!

Mañana tocará volver.
Y podremos ver banderas,
por catalejo, a distancia.

Nuestro escudo,
tiene toda su fragancia.

¡Isla a la vista!
¡Derribemos los muros!
No existe fortaleza,
que detenga nuestra invasión.
Somos piratas.
algo niñatos, pero piratas.
Eso sí, sin patas de plata,
ni hojalata, ni madera,
ni malas ratas,
¡solo piratas!
Una era de piratas,
novatos, pero piratas.


Los comienzos


Todos los comienzos,
siempre son buenos.
El sabor, se saborea,
luego, la tinta se escurre
y se te va de las manos.
Acaba siendo amargo,
igual que la cerveza
cuando recién la pruebas.

Varitas mágicas
que curan al día siguiente,
¡Qué bonito es cuanto te rodea!
El cuento de la niñez es.

¡Que feliz era yo!
Tan inocente, o tan tonto
según de fuera te ven,
y dependiendo de como te miren.
Pero, era feliz,
lo que me falta ahora,

Solo tiras de fotos,
de armarios de recuerdos,
de ropa vieja que reciclas.
Luego la echas de menos,
¡qué buena era mi madre!
Pero sabes que tu sangre,
en buenas manos vela.

Tiro los troncos en tu santa salud.
Tanta como me distes, si yo diera,
ardería Almería entera.

Dedicada a quien crea que es.
Yo no lo sé.
¿Tu?
Tampoco. Lo sé.
Quizás sí aquel que no puedes
ver pero todo lo sabe.
¿Quien es?
¡Ah, no sé!


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